25 oct 2012

Seguro de vida

Curioso.
Hoy ha pasado por aquí un vendedor de seguros de vida. Era la hora de después del desayuno y todo estaba muy tranquilo, así que, mientras quitaba las migas de la tostadora y sacaba las últimas tazas del lavavajillas, he escuchado reposadamente a este personaje. Hay que ser un personaje para dedicarse a vender seguros de vida hoy en día.
Cuando ha comenzado a explicarme en qué consistía su trabajo, le he bombardeado con esta serie de preguntas: ¿Cómo? ¿Te aseguran la vida? ¿Y cuánto vale mi vida?
Después de escuchar su hablar con prisa, he decidido que no merecía la pena asegurar mi vida. Seguro que la suya valía más que la mía... yo no tengo prisa y él no tenía tiempo.