Hay momentos difíciles para los negocios pequeños y para mi bar, un simple cristal roto puede suponer un drama. Una pedrada en el lugar menos indicado y se te quiebra el alma.
No voy a cerrar, aunque me apedreen cada tarde. Me vale que pases por aquí un rato cada noche, me anima a seguir.
... un rato cada noche, nada más!
Y mil cristales rotos.