16 ago 2011

Falsedad bien ensayada

A veces sabemos que los demás interpretan un papel y no nos importa.
Estudiamos nuestras propias actuaciones y nos creemos que somos mejores actores que los otros y que ellos no son conscientes de nuestra falsedad. Hay miles de motivos para interpretar un papel, ¿cuál es el tuyo?
Demasiada alegría, ¿profunda tristeza?; indiferencia ¿signo de responsable implicación?; rudeza, ¿miedo a la fragilidad?; ...
Ocultamos lo que creemos una debilidad, sin saber que probablemente sea nuestra mejor virtud.
Crees que conoces a alguien a través de lo que te muestra o de lo que intuyes que te oculta con su interpretación, pero siempre surge la duda: ¿realidad o teatro?
La solución no es pensar que todo es teatro, habría que dejar de interpretar el papel que nos estamos escribiendo con un guión sin argumento.
Pongo hielos en un vaso y abro un refresco sin burbujas y me paro a reflexionar: ya no sé cuándo empecé a interpretar un papel que me queda grande y del que perdí el guión. Por debajo de la puerta me pasan cada día unas líneas sobre las que he de improvisar una vida. Hoy no tenía ninguna nota, pero he recordado esta canción.